domingo, 12 de julio de 2009

El espíritu humano II


El espíritu humano II
En el artículo anterior “el espíritu humano I” vimos cómo estamos constituidos los seres humanos. Hoy vamos a seguir entrando en materia, para hablar acerca del espíritu humano.
La Biblia dice en génesis 2:7 que Dios sopló aliento de vida sobre el cuerpo que había formado del barro, ese soplo de Dios o aliento de vida, es aquel que impregna de vida cada una de las moléculas que conforman el cuerpo humano, vivificando una serie de sistemas complejos como: sistema óseo y muscular, excretor, respiratorio, reproductor, digestivo, tegumentario, cardiovascular, y sistema nerviosos central y hormonal , que es el sistema que regula a todos los demás, es así como se conforma un alma viviente, que es la unión íntima entre el alma y el cuerpo.
En el capítulo anterior vimos cómo el alma esta conformada y cuales eran sus principales partes, enumeramos tres: Intelecto, emoción y voluntad, esa tres partes específicas son nuestro “yo”, el ser que piensa, siente, y decide, “una entidad inteligente” capaz de desarrollar sus propios programas y comunicarlos a través del cuerpo.
Pero el soplo de Dios no solo aportó la vivificación de la materia sino que además aportó un órgano especial divino, llamado espíritu, o llamado comúnmente el “espíritu humano”. Este espíritu humano es invisible y es el nexo que Dios creó para que el hombre pudiera comunicarse con Él. Es preciso que usted sepa que ningún otro ser vivo de la creación de Dios tiene espíritu, solo le fue dado como un don al hombre, y la “Escritura santa” nos da una mayor revelación al respecto. En el libro de Job 38:36 Dios mismo le está diciendo a Job, que Él puso sabiduría en el corazón del hombre y también le dio al espíritu inteligencia, de manera tal que aquí tenemos una tremenda revelación, que salta a la vista cuando vemos la inteligencia del ser humano y la sabiduría de este. El espíritu que Dios nos ha entregado es el que hace la diferencia con los demás seres vivos que el creador ha puesto cerca nuestro.
El resultado es que somos inteligentes porque el espíritu es inteligente y está dentro de nosotros, es la instancia superior de nuestro ser, puesto que el espíritu humano, sumado al alma humana y al cuerpo humano conforman un solo ser; el espíritu pasa a ser una parte integral de nosotros mismos y se amalgama de tal manera que llega a confundirse con el alma. El espacio que ocupa es el interior, el apóstol Pablo le llama al espíritu humano “el hombre interior”, al alma le llama “el hombre exterior” y al cuerpo le llama “el hombre de más afuera”. La capacidad de espacio se desconoce y es difícil de dimensionar, pero normalmente toma las dimensiones del cuerpo físico y también su identidad, en otras palabras si nuestro espíritu fuera visto, se nos reconocería de inmediato.
En los próximos artículos conoceremos un poco más acerca de la función del espíritu humano, y también cómo es posible, que nuestro ser pueda ser contaminado e invadido por otros espíritus.

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